martes, 9 de junio de 2015

Duelo y Negación de Emociones

El duelo es un proceso psicológico que se produce a partir de alguna pérdida; es aprender a vivir sin alguna persona significativa desde el punto de vista emocional. Es una experiencia emocional humana y universal, única y dolorosa; el hecho de enfrentarse a esta pérdida se le llama elaboración de duelo y conduce a la necesidad de la adaptación a una nueva situación. La mayoría cree que al hablar de duelos nos referimos solamente a una perdida a partir de la muerte. Pero no necesariamente tiene que ver con eso, también tiene que ver con cualquier pérdida significativa para una personas, ya sea una relación, un trabajo incluso de salud. En esta ocasión haré alusión solo a las pérdidas que implican una ruptura o separación. El duelo incluye cambios muy significativos en las actitudes, comportamientos, pensamientos y vida espiritual del doliente. Lo que siempre está presente es un dolor tan intenso que muchas veces sentimos que no podremos recuperarnos. No imaginamos nuestras vidas sin la persona que no esta. Y comienza la adaptación a la nueva vida sin esta persona tan querida, con una serie de procesos y elaboraciones dolorosas. No es fácil desprenderse de una persona a la cual tenemos ligados nuestros sentimientos y emociones, a la cual asociamos a experiencias positivas incluso perfectas, con alta compatibilidad, tenemos recuerdos, imágenes y vivencias únicas, que se nos hacen presente a cada momento en este proceso. ¿Cómo podemos aceptar y asimilar dicha perdida? Todos hablan que el mayor sanador es el TIEMPO, aunque siempre ayuda, no es el único que puede ayudarnos a salir adelante. También hay una serie de conductas que nos pueden ayudar, para poder seguir viviendo con este dolor pero no paralizar nuestras vida ni hundirnos en un hoyo sin fondo, lo que no significa que debemos negar el dolor. Es muy necesario vivir el duelo, lo que implica vivir, elaborar la pérdida, es muy importante vivenciar el dolor aunque implique sufrimiento. Tenemos que darnos el tiempo para vivirlo y no ocultarlo. Si lo negamos, como un mecanismo de defensa, no seremos capaces de elaborarlo y tarde o temprano nos pasará la cuenta. En el duelo pasamos por distintas etapas, primero la negación de la situación, después la rabia o ira, también pena o depresión, otras confusión, a veces miedo e incluso culpa; hasta llegar a la asimilación y aceptación de la pérdida. Pasar por todos estos estados y que éstos se vayan mezclando es normal y esperables. En cada fase hay distintas conductas que no pueden ayudar a procesar la pérdida. Por ejemplo, si sentimos pena es sano vivenciarla, quizás ver fotos o escuchar canciones que nos recuerdan a la persona, hay que vivir y sufrir el dolor, jamás negarlo. Aunque suene paradojal es necesario vivenciarlo para poder superarlo. Si estas en la etapa de rabia es muy sanador descargarla, ya sea a través del deporte o de escribir todo lo que vas sintiendo, es inimaginable como éstas descargas te ayudan a liberar la ira y a estar mucho mejor. Hay duelos más fáciles de elaborar y otros más complicados. Es un poco mas fácil cuando el distanciamiento es a partir de una despedida o final sano, donde hay cariño y ambas partes entienden de igual manera las razones del final, empezaron a elaborar juntos el proceso. Lo mismo pasa cuando muere una persona que lleva mucho tiempo enferma, de a poco nos vamos haciendo la idea de la posibilidad que esta persona no esté. Sin embargo, cuando la muerte es de un minuto para otro, no alcanzamos a prepararnos y muchas veces no entendemos porque, lo mismo pasa con los distanciamientos más abruptos. Los dos duelos son muy dolorosos pero uno es mas fácil de elaborar que el otro. Por último, quiero hacer alusión a otro tipo de duelo, que se refiere a cuando estamos frente a una persona que creemos que es de una forma, lo queremos así e imaginamos la vida de una manera determinada. Pero de un minuto para otro algo pasa que está persona cambia y empieza a actuar de una manera que jamás pensaríamos que se comportaría. Esto último también genera un proceso doloroso y tenemos que procesar y analizar la pérdida de la persona creíamos teníamos en frente, y empezar a elaborar la nueva imagen de esta persona con el antes y después. Esto genera mucha confusión y dolor. Es impresionante como en alguna ocasiones después de una separación desconocemos a la persona con la cual estábamos. Muchas veces, por este cambio, hasta ponemos en duda que fuera real lo que vivimos con la persona de la cual nos enamoramos. Estos cambios tienen muchas causas y es fundamental identificar cual generó el cambio para poder elaborar de manera sana nuestra pérdida. En reiteradas ocasiones, las personas ante sus propios miedos generan defensas(no sanas) que los llevan a actuar de una determinada manera, reprimiendo y negando sus emociones por temor o miedo intenso. Se vuelven fríos y distantes, se defienden ante la persona que le genera estos sentimientos. EL Miedo los bloquea y los hace actuar de dicha forma. Empiezan a vivir la vida que les de más estabilidad aumentando cada vez más las defensas. Pero lamentablemente estas barreras no son sostenidas en el tiempo; en algún minuto encontraran su nueva vía de escape y caerá en un desequilibrio impensado lleno de frustraciones y carencias. Tal inestabilidad será mayor a la que le hubiera generado escuchar y seguir sus emociones. Puede ser que por un tiempo logre vivir una vida rígida y fría; carente de estos sentimientos positivos nuevos pero que le generan tanta ansiedad; donde reprimes, niegas o anulas lo que sientes para poder sobrellevar una situación donde la razón pesa más que la emoción. Pero es imposible ser feliz y sano si reprimes tus sentimientos y te aferras por miedo a vivir en contra de tus vivencias. El miedo juega en contra de la felicidad, te hace transitar en círculos dentro de tu zona de confort, pero jamás te ayudan a avanzar hacia la felicidad y plenitud. Tus sueños están al otro lado de tus miedos, no es cobarde quien siente temor sino el que se paraliza y no enfrenta las dificultades.

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