jueves, 18 de junio de 2015

El Olvido, la razón y el corazón

Olvidar es dejar de sentir afecto o interés por alguien o por algo importante y significativo para nosotros. Es un proceso difícil, que está asociado a dolor y a recuerdos que son imposible de borrar de nuestra mente y más aún de nuestro corazón. Si dependiera de la voluntad o fuera racional y mecánico sería tan fácil, pero las emociones y sentimientos los padecemos, nos llegan y , por lo tanto, no tenemos ningún control lógico sobre éstos. Después de una pérdida, de una ruptura o quiebre quisiéramos automática e inmediatamente recetear y borrar tantos recuerdos, imágenes, olores y momentos que nos acompañan y nos hacen casi imposible y tortuoso este proceso. Es más difícil si aún tenemos sentimientos intensos hacia la persona que debemos olvidar. Es importante tener claro que las personas y recuerdos significativos jamás se olvidan, pero si, con el tiempo, dejan de doler y podemos integrarlos a nuestra vida como experiencias; independiente que sean positivas o negativas, nos dejan aprendizajes y huellas que nos acompañarán siempre, por lo tanto, debemos tener claro que no se olvida pero si se supera. Eso es lo que debemos lograr, no borrar los recuerdos, pero si que deje de doler haber perdido a la persona importante asociada a éstos . Antes de lograr lo anterior, hay todo un proceso, una elaboración larga y muy dolorosa. Pasamos por distintas fases: la pena y tristeza que nos genera perder a esta persona tan querida está siempre presente, y éste dolor se mezcla con la rabia e impotencia de que no hay nada más que podamos hacer para recuperarlo, también se hace presente la desesperación; nos sentimos con las manos amarradas de no poder actuar ni hacer nada; solo resignarnos, asimilar y aceptar. Es muy difícil aceptar haber perdido y empezar a armar nuestra vida sabiendo que esta persona ya no formará parte. No todos los momentos del proceso de olvidar están asociados al dolor intenso, incluso hay veces que sentimos que ha disminuido bastante y que hemos avanzado. Sin embargo, al día siguiente volvemos a sentir la pena intensa y los recuerdos o ciertas canciones, olores, imágenes etc se nos hacen presentes y volvemos a retroceder. Y así nos pasamos un buen rato, oscilando entre momentos mejores y peores; y entre las distintas fases, que incluso pueden darse entre mezcladas. Cuando sentimos esta tristeza intensa tenemos ansias de que el tiempo pase rápido y poder olvidar, a veces sentimos que estamos a punto de lograrlo y al día siguiente podemos estar mas tristes que el primer día y así sucesivamente hasta que deja de doler. Nos preguntamos ¿cuánto tiempo necesito para lograrlo y estar bien? La respuesta es tan relativa, depende de cada persona, sus recursos y además va a depender de factores tanto externos como internos. Queremos tener la respuesta ahora y nos desesperamos al no saber. En algunas ocasiones somos nosotros los que tomamos la decisión de olvidar, pero en otras situaciones no nos queda otra opción y tenemos que acatar; y eso es más difícil aún. Quizás porque nosotros no queremos olvidar, teníamos la intención de seguir en esta relación; por lo tanto, la determinación no está en nuestras manos y no nos queda otra que asumir, y por ende, nos forzamos a olvidar. Esto es muy difícil sobre todo aceptar y resignarse a perder y hacer esfuerzos para sacar a esta persona de nuestra mente y corazón. Pero es muy difícil sacarlo de nuestros pensamientos si aún permanece en nuestro corazón. Lo que sentimos y vivenciamos lo padecemos esta fuera de nuestros pensamientos y lógica. Es muy confuso, cuando la mente y el corazón no apuntan hacia la misma dirección. Esto hace más difícil olvidar, nuestro corazón perdona, es paciente, comprensivo, tiende a ver todo lo bueno del otro y es nuestra mente la que es más estricta y nos muestra la otra parte, pero en esta lucha, sobre todo al comienzo, siempre gana o tiene mas fuerza el corazón. Somos capaces de entender, de aceptar, comprender al otro, perdonamos hasta los actos más crueles, nuestro corazón es compasivo y tolerante. Las personas somos distintas, hay personas que le dan más importancia a la razón que al corazón, y éstas generalmente son mas rígidas, estricta y analíticas; que en general no se dejan llevar. Por el contrario, las otras son mas emocionales y mas espontáneas que se guían por el sentir. Es impresionante lo que pasa cuando una persona que en general ha actuado más racional empieza a guiarse por el sentir; eso se da cuando en la vida se cruza con una persona con una conexión inmediata, con una química indescriptible, donde empieza a sentir sensaciones que nunca había experimentado en la vida. Por lo mismo, es imposible tomar en cuenta mas la razón que el sentir en estos casos, y pasa de ser mas racional a más emocional. Al principio se complica y puede tender hacer mil esfuerzos por controlar lo que siente, pero sin duda y si quiere ser feliz, esta lucha la ganará siempre el sentir y el corazón. En un comienzo tratará de olvidar estas sensaciones y a esta persona porque así ha funcionado siempre pero esto le será imposible; y terminara dejándose llevar. No va a poder sostener los muros y barreras que está acostumbrado a levantar. Puede ser que esta nueva experiencia sea un éxito o también puede pasar que no resulte. Si después que se deja llevar la relación no resultó; le tocará, por ende, el olvido, y éste será más difícil porque si siempre se hubiera dejado llevar, estaría más acostumbrada a este tipo de fracasos, donde no puede tener todo bajo su control. Pero lo que es claro, que aunque duela jamas estaría arrepentida porque tuvo la posibilidad de vivir una experiencia de sensaciones e intensidad inimaginable. Seguramente después se dejaría llevar más por su corazón y la razón solo será mediadora pero no dictadora(como había sido siempre). Empezó a vivir un mundo que ni se imaginaba, tuvo la suerte de poder cambiar la mirada de la vida y cada vez se esforzará más por lograr la felicidad que motivarse por tener todo bajo control, empezara a renunciar a una vida mas rígida carente de emociones e intensidad; y por lo tanto, habrá mas equilibrio entre ambos polos. Las personas podemos ser frías y olvidar rápido sólo cuando la intensidad de nuestros sentimientos no es alta, o cuando la persona no te interesa, porque cuando hay emociones importantes e intensas ni la frialdad ni olvido son factibles; es erróneo actuar fríamente, ponerte muros si hay sentimientos y emociones ligados a esa persona. Hay veces que nos mostramos fuertes, podemos actuar de manera distante y fría, pero internamente sentimos y vivenciamos intensamente, esto nos genera un gran caos porque nos forzamos a actuar distinto a nuestro sentir, independiente cual fuera la causa de esto, es un error grave. Si ya lo sientes, aunque actúes distante, lo experimentas igual y por lo tanto, frío no estas siendo sino poco coherente contigo mismo. Es fundamental para la salud mental una congruencia entre el sentir y el actuar, donde escuchas y sigues tu emocionalidad y no la opacas, independiente de la razón o explicación que te des. Felicidad y salud mental tiene todo que ver con la consistencia que tengas entre tu vivenciar y tu comportamiento. Es fundamental ser leal a ti mismo y a lo que te pasa.

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